jueves, 26 de junio de 2008

Sobre ¿el desamor?

Me pregunto, siempre me he preguntado, por qué ese empeño en batallar contra el desamor, o contra lo que creemos amor, que muchas veces son sólo esperanzas fallidas, proyectos de futuro no compartido, evaluaciones de sentimientos desde un único punto de vista.
Siempre me sorprendió la frase egoístamente amorosa y teatralmente perfecta <¡Ámame porque te amo!>.
A veces me digo a mi misma, que no es la angustia y el placer de descubrir el amor lo que me satisface, lo que redondea mi espíritu, lo que hace florecer mi carne, sino ese periodo doloroso del desamor, sea de mí hacia la otra persona o cosa, o viceversa. La tristura de conocer y no reconocer que uno se ha equivocado.El amor compartido apenas precisa de explicaciones, de demostraciones, es un hermoso paseo en compañía, en lo duro y en lo maduro, sólo que el amor no llega como las ollas a presión (aunque tiene muchas similitudes) con una válvula de seguridad, o con un semáforo que nos advierta del peligro y de los tiempos ni fú ni fa. Compararlo con una planta es también peligroso, porque por mucho amor que pongas en su cuidado no siempre puedes defenderla del atorrante calor veraniego o de la helada invernal, e incluso soñar que una vez que florezca, la flor no será efímera...Yo amo el amor y el desamor aunque me duela. El desamor es, sin quizá, el motor de parte de existencia, lo que me hace reactivarme, trabajar a fondo, buscar nuevas posibilidades de relación... pero esto tardé tiempo en comprenderlo. Hubo un tiempo en que simplemente me metía en mi fanal de incomprensión y con las lágrimas y la soledad me hacia todas esas preguntas sin hallar respuestas. Hasta que un día descubrí que simplemente mi humanidad había encontrado algo, alguien, pero que ese algo o alguien sólo había visto, encontrado en mi, un punto de referencia antes de seguir su camino.Existe un libro de Linda no se qué, llamado Las mujeres que aman demasiado. Es muy interesante leerlo. Viene a decir que el enamorarse es una enfermedad del alma, porque de nuestros padecimientos no solemos aprender sino que volvemos a elegir personas con las que soñamos futuros a la postre imposibles porque las elegimos con los mismos defectos o virtudes que nos alejan irremediablemente de ellas.

Luci Garcés

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